El surrealista belga René Magritte en sus pinturas pudo combinar objetos domésticos ordinarios con fenómenos paradójicos completamente incompatibles en el nivel de la psicología. Y puso su significado filosófico en cada una de sus obras, que no se puede descodificar de inmediato. La imagen “La amenaza de asesinato” se escribió durante la obra del artista en muchas revistas para las que creó sus dibujos únicos.
Esta vez los críticos de arte llaman el momento de la aparición de la “verdadera Magritte”, cuando en su trabajo se desarrollaron las principales técnicas, ideas y estilo del artista. “La amenaza de asesinato” – esta es una imagen llena de misterios. Se puede decir que esta es una historia cómica de detectives. Varios actores en la imagen pueden ser interpretados de diferentes maneras.
En la parte central de la imagen está el cadáver de la víctima del asesinato con una cabeza cortada, violada porque no hay ropa, golpeada, como lo indica el sangrado de la nariz y previamente estrangulada con una toalla, que el asesino dejó en el cuello asesinado. Asesinato muy cruel. ¿Pero quién lo hizo? Magritte nos presenta la oportunidad de resolver este misterio. En el camino a la habitación, los presuntos asesinos se esconden detrás de las paredes. Aunque el club y la red en manos de estos personajes son más probables los instrumentos de secuestro que el asesinato.
No lejos de la víctima está el investigador, y quizás este no sea el investigador, sino el asesino mismo, que no tuvo tiempo de abandonar la escena del incidente. Tres testigos o escondidos asesinos se esconden detrás de la ventana.
El actor sin rostro en la imagen es un gramófono con un registro en el que posiblemente también se registra la amenaza. Todos los actores, potenciales “sospechosos” en una persona. Este es el llamado “caballero Magritte”. Este absurdo es la tarea principal del artista: desalentar al espectador. Además, el artista juega con el tiempo, mezclando el pasado, el presente y el futuro en su puesta en escena.
Estos tiempos parecen ir a la perspectiva, que enfatiza la trompeta siniestra del gramófono. Y un pequeño toque de romance: la acción tiene lugar en las montañas, vistas desde la ventana.
En su mayoría, el color gris de la imagen enfatiza la trama, su absurdo y la gran percepción de la obra. Pero este es el genio de Magritte: crear un enigma, avergonzar al espectador y hacerle pensar.