La vida en Arles fue extremadamente creativa para Van Gogh. Durante un breve tiempo en esta tranquila ciudad, del pincel del artista surgió una gran cantidad de pinturas. La temporada cálida fue especialmente fructífera: Van Gogh trabajó al aire libre, al aire libre, uno tras otro, creando obras únicas y brillantes que sorprenden con su intensidad emocional sin precedentes.
En esta imagen, el artista representó un pequeño rincón del jardín. Habiendo elegido un formato vertical inusual para el paisaje y sobreestimado en gran medida el horizonte, se concentró en la diversidad inusual de lo que está en el suelo. Toda la vegetación se acumula en varias masas de colores brillantes, y los puntos coloridos crean en la parte inferior del lienzo una especie de alfombra decorativa.
En el fondo, Van Gogh colocó varias casas con techos de color rojo brillante y paredes blancas brillando al sol.
El artista no prestó atención a los detalles, pero reveló completamente y mostró todos los matices de colores y matices con los que el paisaje de verano es tan rico. Al pintar, utilizó parcialmente la técnica del puntillismo. Los colores son lo más puros y saturados posible, y su combinación de colores transmite una sensación de optimismo y alegría causada por un día soleado de verano.