Parece que esta gran imagen muestra una conmovedora despedida de su lecho de muerte. Pero el episodio bíblico es mucho más complicado. Anciano, medio ciego, Jacob bendice a los hijos de su afortunado hijo José, quien, habiendo resucitado, se convirtió en el principal consejero del faraón egipcio.
Pero, contrariamente a la costumbre, puso su mano derecha, no su mano izquierda, sobre la cabeza del nieto más joven de Efraín, y en respuesta al gruñido de José, anunció que Efraín sería más alto que el primogénito, ya que muchas personas provendrían de su descendencia. Durante mucho tiempo se ha expuesto de la siguiente manera: Efraín se convertirá en el progenitor de todas las naciones cristianas.
Rembrandt, al parecer, sigue esta tradición, representándolo rubio, con un halo alrededor de su cabeza. Característicamente, el artista evita la narración conflictiva.