
En la Academia de Artes de San Petersburgo, donde Bryullov estudió durante 12 años, el clasicismo era alfa y omega; fue igualado, fue plantado. Pero Bryullov no se convirtió en un clásico ortodoxo: la única imagen que encaja completamente en los cánones del clasicismo es su trabajo de graduación “Apariencia a Abraham de los Tres Ángeles”, por la cual recibió una medalla de oro.
En Italia, el artista intentó durante algún tiempo crear un gran lienzo clásico, pero nada resultó.
A finales de la década de 1820, Bryullov abandonó estos intentos infructuosos. Todo lo que quedaba eran bocetos y lienzos sin terminar, como La conversación de Numa con la ninfa Egeria, 1824, y Herminia en pastores.
Retrato del arquitecto K. A. Ton – Karl Bryullov
Retrato de A. Bryullov – Karl Bryullov
Cabeza de niña – Karl Bryullov
Retrato de P. A. Kikin – Karl Bryullov
Narciso mirando al agua – Karl Bryullov
Retrato de I. A. Monighetti – Karl Bryullov
Murales en el techo de la catedral de San Isaac – Karl Bryullov
Herminia chez les bergers – Karl Bryullov