De alguna manera De una forma extraña y misteriosa, el nombre Van Gogh siempre ha estado asociado con flores. Él mismo escribió en una carta a Theo: “El girasol es mío, en cierto sentido”. Esta flor tenía un significado especial para él: el color amarillo personifica la amistad y la esperanza, mientras que la flor misma parece ser “una idea que simboliza aprecio y gratitud”.
Este es probablemente el más famoso de toda la serie de pinturas que representan girasoles, pintadas por Vincent en agosto-septiembre de 1888. Al principio, el artista tenía la intención de decorar con estas pinturas un taller en la Casa Amarilla de Arles. Más tarde, decidió colgarlos en la habitación de invitados, que estaba preparando para la llegada de Paul Gauguin, cuya llegada a Arles esperaba con gran impaciencia.