La musa, la inspiración y simultáneamente la maldición de toda la vida consciente de Salvador Dalí fue su esposa Gala. El pelo se pone de punta cuando lees acerca de su historia, para decirlo suavemente, relaciones peculiares. Ella lo apretó contra la gota, francamente lo usó, pero él solo le rogó que no lo dejara, que se mantuviera cerca.
Dalí lo pintó en diferentes períodos de la vida juntos, desde la madurez hasta la vejez. Sobrevivió durante más de diez años, pero esta vida solo podía llamarse puramente condicional, más bien, una existencia miserable. Dalí mismo se convirtió en una sombra pálida de la anterior…
¡Qué artista no se inspira en la naturaleza femenina desnuda!
Especialmente cuando todas las proporciones básicas – hay! Gala se sienta de nuevo a nosotros y mira a algún lado de lado. Ella tiene un hermoso cabello castaño en un moño.
La espalda traiciona a una mujer de mediana edad, friendo lo suficiente, pero no delgada, perfectamente plegada, en la que no hay una sombra de defecto.