En la pintura europea, las escenas que representan el juego de cartas tienen una larga tradición. Los maestros flamencos incluso crearon un género de pintura separado, y en Francia varias pinturas sobre este tema fueron escritas, entre otras, por Jean Simeon Chardin. Joris Karl Huysmans llama la atención sobre la similitud de las pinturas de Kaibott y las obras de David II Tenier.
Este tipo de escenas de género se suelen reproducir en lugares públicos, tabernas o casas de juego. Kaibott representa a los jugadores en un interior privado y burgués, cuyo bienestar se ve realzado por los muebles y las decoraciones de las paredes: un sillón tapizado en terciopelo rojo, decoraciones de estuco, dorados decorativos, una imagen…
Pero sobre todo, como Chardin, el artista se encarga de transferir el estado de ánimo a la concentración de hombres absortos en el juego. Cada uno de ellos está inmerso en sus pensamientos y, por así decirlo, no se da cuenta de los asociados reunidos en la misma mesa. Esta soledad caracteriza a los personajes de Kaibotta, independientemente de si el artista los coloca en el interior o en el escenario al aire libre.
Para “Party in bezik” el artista posó para su hermano Marsella y sus amigos más cercanos. La manera subjetiva de “detener el marco” contribuye a la expresión realista de la obra. Al mismo tiempo, una compleja disposición de figuras habla de una preparación minuciosa.
Kaibott introduce aquí una clara división en dos planes.
El hombre sentado contra la pared en el sofá, se aísla claramente del resto: la cabeza de este hombre es mucho más pequeña, lo que indica su distancia. El mismo espacio que lo separa de los demás no es visible, ya que está camuflado por una silla, una mesa y los jugadores que están sentados detrás.