El viaje fascista de Arkady Plastov, uno de los pocos que, en mi opinión, no encaja en sus imágenes tradicionales. Para mí, esta es una imagen contradictoria. Representa la naturaleza y toda su belleza, pero al mismo tiempo se ve empañada por la guerra y la fatalidad. Toda la simplicidad de la vida se representa en otras imágenes de A. Plastov está ausente aquí.
Durante la guerra, nadie experimentó una vida simple, fue difícil y con grandes pérdidas.
Sin saber el nombre de la imagen, sino simplemente mirarlo, podría pensar que este es un simple paisaje de otoño. Pero mirando más de cerca, entiendes qué tipo de sufrimiento y dolor se representan aquí. En primer plano, se encuentra el cuerpo sin vida de una joven vaquera. Su fiel amigo, el perro, aúlla lado a lado según su amo. Él como si le pide que se levante y juegue con él.
Rebaño de vacas mirándolos. Algunos se escondieron en los arbustos, y algunos ya están muertos. Ellos, como su pastor, fueron atacados por un avión nazi, que es visible en la distancia.
Aún más dolor y angustia trae el fondo. Cielo ligero, campos verdes interminables, árboles dorados. Tal belleza es imposible no admirarla. Pero no hay nadie para admirar.
Solo pensándolo todo atenuado como una bota. Qué pena que millones de personas sufran de la codicia y la indiferencia de los individuos. Se convierten solo en manchas oscuras, que yacen sin aliento sobre la tierra húmeda.
Creo que en esta imagen, utilizando el ejemplo de un solo niño pobre, el autor quería mostrarle cuánto necesita apreciar la vida, y no solo la suya, sino todo lo que está vivo. Todas nuestras acciones afectan a todos los seres vivos, incluidas las personas con las que incluso somos extraños. Por lo tanto, antes de hacer algo por ti mismo, piensa en los demás.
La vida se da a todos, y nadie tiene derecho a quitársela por su capricho.