Teniendo en cuenta el paisaje de Serov “Overgrown Pond. Domotkanovo”, la sensación de que una pequeña partícula de la naturaleza se representa aquí, involuntariamente, parece estar “perdida” en los marcos del espacio-tiempo. Sin embargo, tal asociación no se produce de inmediato, ya que al principio el espectador ve “solo” una fotografía, una de calidad, con una trama compositiva bien construida y una buena elección de ángulo.
Con la “inmersión” en este mundo de hadas, la imagen cobra vida gradualmente, la superficie del estanque comienza a parpadear, y resulta que la realidad real existe en el otro lado del lienzo, está al alcance de la mano, pero es imposible penetrar allí.
En el paisaje no hay lugar para sonidos fuertes, pasiones, expresión rápida de emociones, sino también para crear un estado de ánimo lírico, que disipa completamente los pensamientos perturbadores, ofreciendo hablar con sentimientos brillantes. Al crear una sensación de armonía, el artista abandonó la luz brillante y las manchas de color, y también eliminó las transiciones bruscas. En los detalles más pequeños, uno puede mirar el equilibrio, el equilibrio ascético.
Probablemente, Serov aprendió no solo a crear retratos psicológicos de personas, sino que también logró penetrar en la “psicología” de la naturaleza.
Con la aparente apertura y claridad del paisaje, los amantes del arte cada vez encuentran aquí implicaciones ocultas, metáforas pictóricas, y también descubren nuevas facetas artísticas encarnadas por el gran maestro.