Rembrandt comprendió profundamente la naturaleza del hombre: cualquier retrato que pertenezca a su mano es la verdadera biografía de una persona real que vivió una vez.
Al mismo tiempo, cada individualidad única en los retratos de Rembrandt se convierte en parte de la historia humana: los personajes de Rembrandt parecían salir de la eternidad y estar en su umbral. “Noble Slav” fue escrito por Rembrandt a mediados de la segunda mitad de la década de 1630, cuando en las obras del artista todo lo inusual es especialmente fuerte.
Durante estos años, a menudo vestía a sus modelos con túnicas exóticas, que, sin embargo, nunca les dieron pretensión. Este lienzo, lleno de majestuosa solemnidad y épica lentitud de la narración del autor, es bastante inusual para los primeros trabajos de Rembrandt. La figura de un eslavo parece surgir de las profundidades de un fondo marrón dorado neutro.
La fuente de luz, colocada detrás de la figura, subraya el contorno amplio y sereno de la silueta.
La segunda fuente, ubicada en el frente, ilumina el precioso brocado de la vestimenta, el tejido del turbante ligero con un resplandor dorado. Su rostro arrugado está brillantemente iluminado, los ojos penetrantes miran al espectador con calma y atención. Al mismo tiempo, la expresión de un tipo especial de expresión, que se abre al ojo del espectador, no es ajena.