En su pintura “El molino olvidado”, A. A. Kiselev representa el paisaje rural ruso. En el centro de la imagen vemos un ancho río transparente. Sus aguas de color verde oscuro reflejan maravillosamente el cielo y los árboles con ramas. Cerca de la costa hay una gran cantidad de guijarros de río, que en algunos lugares son visibles en las manchas oscuras del agua.
En la superficie lisa del agua, ligeramente meciéndose por el viento, barco adjunto.
Este es un barco de pesca, y el dueño del barco está parado en la orilla, con una caña de pescar sobre su hombro. Su gorra blanca destaca sobre el fondo, brillando bajo los rayos del sol de verano. El rostro del pescador, oculto bajo su gorra, se gira en dirección opuesta al espectador.
Mira las casas abandonadas del molino, que se construyen en el río, y se apoyan en pilas.
Cerca del pescador hay una enorme roca de piedra, que hace que una persona sea pequeña en comparación con él. En la orilla detrás del pescador crecen arbustos, y se encuentra un tronco de abedul y ramas secas. Hay una colina bastante alta, en la que crecen varias flores silvestres y pastos, que cubren cuidadosamente las copas de los árboles sobre ellos.
En el otro lado del río hay animales de ganado: ovejas y vacas, que recogen la maleza más fresca, aún no secada por el sol abrasador. En el cielo se puede ver un azul claro sobre el cual nubes esponjosas yacen como un velo blanco transparente. Simplemente el clima más maravilloso para hacer una buena captura.