El camino sobre el precipicio en el borde mismo de mover el tren con personas y caballos cada vez más alto, parece, al Dios mismo, al cielo. Y las nubes se arremolinan bajo sus pies, y en algún lugar profundo debajo de la ciudad, el pueblo, la gente, hay vida.
Y aquí hay nieves eternas, montañas majestuosas, colores terrenales y brillantes. Así que a estos versos se les pide que los importen: