A Vrubel le encantaba viajar por los países. Visitó: Roma, Milán, Atenas y otras ciudades, pero el corazón permaneció para siempre en la capital de Rusia, Moscú. Tales recorridos tuvieron un impacto positivo en las obras del artista, dejando una marca de fuego en la historia.
La pintura “El adivino” – uno de estos impulsos creativos. Visitando España, Vrubel comenzó a escribir lienzos apasionados llenos de sentimientos y ternura. Muchos críticos e historiadores creen que al ver la ópera “Carmen”, el artista creó esta imagen en un ataque de sentimientos.
En literatura, “Carmen” es una historia de amor que cuenta sobre una mujer gitana y su amante. De aquí viene la trama de la imagen. El centro de la composición se convierte en romales con un aspecto inusualmente salvaje y depredador, que oculta muchos secretos.
El pelo corto da una naturaleza imperiosa y fuerte, que puede defenderse por sí misma. Sobre el mismo habla y lenguaje corporal. La suavidad fingida de la posición del cuerpo se opone a las manos seguras. Sobre su impermanencia se habla de aspecto y entorno inarmónicos.
Las alfombras ricas no se combinan con el simple vestido de una niña que inspira pensamientos sobre cómo llegó aquí y de dónde vino todo esto.
A los gitanos siempre se les han atribuido habilidades mágicas. Por lo tanto, Vrubel puso cartas en sus manos, que personifican la conexión con la gente nómada. Para mejorar el efecto, el adivino tiene un pico misterioso, presagiando el golpe del destino o un largo viaje lleno de peligro y dificultad.
La mujer, como en una burla, no mira las cartas, probando la fuerza que le llegó.
Los símbolos de color se pueden encontrar aquí. Por ejemplo, la bufanda rosa, que tradicionalmente significa infantilismo, aquí adquiere un carácter diferente: la astucia y el engaño del extraño misterioso e impredecible. Ella tiene un aspecto como un hermoso harem que quiere dominar la habilidad de la brujería.