Como se desprende de la inscripción hecha en la imagen, Altdorfer donó su trabajo a algún templo.
La escena de la recreación pacífica de José, María y el Niño en la fuente en el camino a Egipto es presentada por el artista de manera sentimental, y el paisaje es una costa montañosa, en la que los brillantes rayos del sol poniente son como casas de juguete y torretas, recuerda un acogedor cuento de hadas.