“Cuatro bailarines” – una de las pinturas que Degas escribió en óleo, pero con un sentido de “gusto” de la pintura en colores pastel.
Gestos suaves, tráfico aéreo de bailarinas: el artista pudo observar todo durante horas, luego, cuando llegó al taller, transfirió momentos al lienzo que ya había permanecido en la eternidad, y quedó asombrado por la precisión en la transmisión del carácter, el estado de ánimo y la correspondencia con la realidad.
En esta imagen, Degas no solo “fotografió la sensación” profesionalmente, sino que también trabajó en el efecto de la iluminación artificial y, al mezclar los rayos multicolores de los focos, los transfirió a las figuras y objetos representados en el lienzo.
Para el artista, este trabajo tenía un estatus especial, él lo consideraba uno de los más exitosos, y no quería separarse de él.