El pintor español Husepe de Ribera estudió con F. Ribalti en Valencia en 1612, luego fue a Italia, donde, a la mitad de su vida, viajó por las ciudades, estudiando y copiando obras de grandes italianos.
En 1616, el artista se mudó a Nápoles y vivió allí hasta el final de sus días, siendo un pintor de la corte del virrey español. El arte de la ribera es trágico.
Habiendo experimentado la influencia de la creatividad de Caravaggio, el artista logró agregar un verdadero temperamento español heredado de él a la naturalidad, materialidad de las imágenes. Al dramatizar extremadamente lo representado, recurriendo a fuertes contrastes de luz y sombra, creó obras en las que la severidad del realismo encarnaba la victoria de la voluntad y la fe sobre el sufrimiento físico. A mediados de la década de 1630, las soluciones artísticas de Ribera se volvieron más equilibradas, la luz y la sombra eran más suaves y la gama de colores era más clara.
En la década de 1640, el maestro comenzó a utilizar una técnica que combina los principios de la trama y la imagen del retrato. La obra más famosa de esta serie es la pintura “El empujador de cromo”, pintada con realismo despiadado. Sin embargo, la imagen de un niño lisiado se presenta, como en un retrato representativo, con una monumentalidad casi solemne.
Otras obras famosas: “Santa Inessa”. 1641. Galería de arte, Dresde; “El compromiso de Santa Catalina”. 1642-1644.
Museo Metropolitano, Nueva York.