La característica clave de esta composición, obviamente, es un océano negro inmóvil, en el contexto del cual los colores y las formas surgen por separado.
Kandinsky siempre expresó gran disgusto por el color negro, y es muy simbólico que haya elegido este color como el dominante para esta composición.
La magnificencia de estas formas de color conduce a reflexiones sobre las formas creadas por Matisse una década más tarde. El movimiento de las formas se dirige claramente hacia arriba en ambos lados del eje central, que intersecta el objeto. La figura en el centro de la composición se parece a un libro y se coloca más cerca de la parte superior del lienzo.
En general, el lienzo provoca una sensación de algún espacio externo con objetos que crecen en él.
El color negro es el más lleno de expresiones de una premonición de infortunio, una sensación de alarma inexplicable. Tal era el momento, la sensación de una tormenta que se acercaba. Fue en 1939 que comenzó la Segunda Guerra Mundial.
El color negro se extiende por todo el lienzo, es la base de todo lo que surge dentro, establece el tono de la percepción emocional en su conjunto.
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