A fines de abril de 1899, Van Gogh de repente decidió ir a un hospital psiquiátrico, donde se le permitió seguir pintando.
Fue en este momento que el artista escribió los famosos cipreses que tanto lo golpearon que dijo sobre ellos: “… Son hermosos como un obelisco egipcio”.Mostrar un árbol verde, especialmente su corona oscura, llamada Van Gogh “Punto negro en el paisaje soleado”, resultó ser una tarea difícil para el pintor.
El artista utilizó los mismos medios de expresión artística en la imagen de los cipreses, que usualmente usaba para reproducir la figura humana. Tal movimiento, además de enfatizar los árboles de ciprés, les da, de hecho, características humanas. Parece que Van Gogh estaba muy contento con su trabajo.
En una de sus cartas al hermano Theo, lo describió de la siguiente manera: “Los árboles son enormes y poderosos. El primer plano con arbustos de moras y sotobosque es muy bajo. Detrás hay colinas de color púrpura, un cielo verde-rosado con la luna”.