Los visitantes de la exposición dadaísta en Colonia se indignaron cuando vieron las composiciones escultóricas de Ernst. Realmente eran inusuales para el hombre promedio en la calle. Ernst recopiló sus esculturas de diversos objetos y no las cortó de piedra o madera, como era la costumbre durante siglos seguidos antes que él.
Su famoso “Capricornio”, 1948, es la mejor demostración del método creativo del artista.
Inicialmente, la estatua estaba hecha de cemento y, posteriormente, se fundió en bronce. Entre los elementos utilizados en la composición se encuentran botellas de leche, resortes de automóviles y otras cosas igualmente interesantes. En el proceso, Ernst transformó estos objetos cotidianos, saturándolos con un nuevo significado.
Y no siempre fue el espectador el que pudo adivinar de qué se recopiló esta o aquella composición abstracta, por lo que se enfureció.