La pintura de Van Gogh, “Campo de trigo verde con ciprés”, fue pintada durante su estadía en el Hospital de San Pablo para Personas Mentales en Saint-Remy, donde permaneció durante casi un año. A principios de junio de 1889, el Dr. Peyron permitió que el artista saliera de la cerca del parque y escribiera cerca del monasterio de Saint-Paul.
Van Gogh, que añoraba el “arte consolador”, comenzó a representar paisajes pintorescos: olivares, cipreses sembrados con campos de trigo. Le gustaban especialmente los cipreses, alzando sus coronas al cielo, de forma similar a los lenguajes de las llamas negras.
Van Gogh comenzó a introducir casi siempre cipreses en la imagen de la naturaleza del sur, diciendo que son “el rasgo más característico del paisaje provenzal”. Sin embargo, los investigadores de la creatividad del pintor explican esta adicción por el hecho de que estos árboles en el Mediterráneo desde tiempos antiguos eran un signo de pena y muerte.
Las pinturas 1888-1889 están dotadas con un simbolismo especial de imágenes asociadas con la cosmovisión específica de Van Gogh en este período. El artista divide el espacio de sus lienzos en dos mundos opuestos e interactivos: el “norte” y el “sur”, y la interpretación de objetos y colores comienza a obedecer esta separación. Los tonos de noche, cima, muerte, ciprés, negro, azul oscuro y amarillo brillante corresponden al sur.
Al norte – día, fondo, vida, campos, colores verde y azul.
La mayoría de estos elementos están presentes en la imagen “Campo de trigo verde con ciprés”, por ejemplo, muestra cómo una silueta de ciprés oscuro se eleva en medio de un campo de trigo que se ondula del viento. Levantándose de la tierra, él, como un antiguo monumento impasible, conecta el tembloroso océano verde, ligeramente tocado con espigas doradas de trigo con un cielo duro antes de la tormenta.
La nueva carga semántica cambia la manera pictórica del artista. Rechazando las lecciones clásicas aprendidas en Arles, Van Gogh vuelve a la expresividad característica de sus primeros trabajos. Las formas en la imagen se vuelven enfáticamente dramáticas, envueltas en un solo movimiento, están sujetas a un ritmo tenso.