Aquí el artista presta toda su atención al paisaje, y la presencia de humanos y animales esboza ligeramente.
Ante nosotros hay un camino sinuoso que baja por la pendiente en alguna parte. A la izquierda hay un bosque viejo. Adelante hay un panorama montañoso y el cielo, con nubes arremolinadas y nubes que se acumulan, pronto lloverá.
A la derecha hay un pequeño riachuelo.
En una colina, un niño cansado, se acuesta para descansar, tal vez un refrigerio, y luego, como siempre, un perro. Una vaca se va por el camino. El paisaje evoca un sentimiento de paz, paz.