Vrubel fue un excelente dibujante. Valoró la capacidad de pintar de manera inusualmente alta y con frecuencia culpó a los artistas contemporáneos por su desprecio por el dibujo. Vrubel siempre pintó, dibujó de manera clara, precisa y detallada: como ejemplo citamos su obra La mano izquierda del artista, 1882-83.
A veces parece que los gráficos de Vrubel no se combinan demasiado con su pintura de barrido, pero de hecho todas sus “novedades” pictóricas habrían sido imposibles sin un trabajo gráfico minucioso.
Es curioso que, en términos de dibujo, el destino del artista forme un anillo compuesto: una vez comenzó con un dibujo, completó su carrera creativa con lecciones intensivas de dibujo. El pico de estas clases recae en los “vagabundeos” de Vrubel en las clínicas psiquiátricas; sus dibujos de este poro difieren no solo en la observación, sino también en el aumento de la expresividad, como, por ejemplo, el trabajo “Cama”, 1903-04. El doctor F. Usoltsev, que trató al artista, recordó: “Siempre trabajó y la creatividad era tan fácil y necesaria para él como la respiración”.