Vermeer es conocido como un destacado maestro de la pintura de género, pero en su patrimonio artístico también hay pinturas creadas en otros géneros. Entre las obras maestras del maestro, sin duda, deben clasificarse cuatro retratos de mujeres jóvenes. Todos se remontan a mediados de la década de 1660, todos son largos, y los jefes de mujeres se vuelven como si el artista los hubiera llamado.
Un ejemplo es la “Cabeza de una niña”. Y el retrato más famoso de esta serie es la obra “Chica con una perla”, que no deja de ser llamada “Jinete del Norte”. La cabeza de la niña, que se muestra en una media vuelta al espectador, está escrita sobre un fondo oscuro simple.
El rostro de la heroína se recuerda a primera vista. Parece luminosa.
Para lograr este efecto, el maestro tuvo que imponer tonos corporales de las capas más finas y transparentes. La niña no sonríe, pero parece estar a punto de sonreír. Y en este “medio entusiasmo” se encuentra el encanto principal del retrato.