Doce años más tarde, mientras trabajaba en la “Batalla de gladiadores en la arena”, De Chirico es aún más decidido a acercarse al realismo. Los colores naturales permiten reproducir fielmente las realidades históricas romanas. Cada gesto de los gladiadores es capturado por una excepcional elaboración de detalles, mientras que la arena y la multitud sedienta de sangre se representan de una manera bastante arbitraria.
El color y la composición de la imagen se asemeja a un fresco antiguo. Probablemente, tal engaño estaba completamente en los planes de De Chirico, ya que la trama heroica, a primera vista, está llena de ironía e incluso una cierta fracción de lo grotesco. Todos los personajes se congelaron con sus armas como si no pudieran moverse.
La dinámica vuelve a ser estática.