Egon Schiele ha escrito muchos autorretratos, entre los que destaca “Autorretrato con una linterna china y fruta”, escrito en 1912.Una obra maestra sobresaliente del artista, donde la impecable técnica de pintura y la completa armonía de la imagen causan una impresión irresistible. Quiero admirar este retrato durante mucho tiempo y, finalmente, comprender qué es exactamente lo que él considera tan atentamente, sobre qué piensa con tanta atención.
Aquí no hay líneas discontinuas, ni manchas de colores brillantes, solo una delicada combinación de colores, y la linterna china simplemente hechiza con su exquisita belleza.
En este retrato, el artista está inmerso en sí mismo, en sus pensamientos. La mirada es muy distante y estos enormes ojos oscuros reflejan el movimiento del alma, la búsqueda eterna de un innovador.
¿Qué contraste tiene el autorretrato escrito en 1914? Solo han pasado dos años, pero como el mundo y el artista han cambiado, y lo más importante, la actitud hacia el mundo ha cambiado, no hay contemplación filosófica o inmersión en sí misma, solo una mirada muy cercana. Él está aquí como un simple nervio, por alguna razón duele y este dolor se nos transmite a través del tiempo y el espacio. Y solo un verdadero artista puede expresar este estado por medio de una pintura cuidadosa.
El fondo blanco de la hoja es absolutamente neutral. El maestro, que trabaja con una línea dura y un color brillante, priva a su cuerpo de confianza y le da a los movimientos un carácter agudo y nervioso. La forma de la figura es incorrecta y angular.
Un solo tono naranja brillante y llamativo mejora la expresión.