Los retratos, como un capítulo separado en el trabajo de Degas, se crearon principalmente en una etapa temprana de la carrera del artista.
Su padre, que creía que los retratos son el género que puede proporcionarle a Edgar una situación financiera independiente, le aconsejó que se desarrollara en esta dirección.
“Autorretrato”, creado en 1855, aunque contiene una huella de la influencia de los antiguos maestros, y se dibuja en el marco de las técnicas compositivas tradicionales, pero ya destaca el estilo individual del joven artista.
Degas se representa en una pose natural, y un lápiz de carbón en su mano derecha subraya su conexión con el mundo del arte.
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