En cada autorretrato, Paula aparece con una nueva imagen, pero siempre encantadora. Inmediata y abierta al mundo, miró con sorpresa el espacio circundante y es su parte armónica.
El esquema de color es muy restringido, el fondo y la vestimenta de los tonos marrones nobles, el estado de ánimo, el mundo interior del artista y el propósito, se transmiten con habilidad.
No puede llamarse hermosa, pero siempre tiene encanto, sofisticación. En este retrato es exquisita y hasta un poco estricta. Ropa sin pretensiones, pero con gran gusto todos los detalles son seleccionados, desde el cuello y la gran cadena alrededor del cuello.
Sin flores, sin mariposas.
Este retrato no es nada romántico, sino qué autoinmersión. ¿Dónde mira ella tan atentamente? ¿Qué está tratando de entender, capturar y capturar en este mundo que cambia rápidamente? Ella hace que el espectador piense con ella y esta es la principal ventaja de un verdadero artista.