Altar de la Virgen María o el llamado Tríptico de Dresde. Puerta del altar izquierdo: Arcángel Miguel con un donador. Puerta derecha del altar: Santa Catalina de Alejandría.
La desventaja del marco, la escena: la Anunciación.
Mientras que el artista Jan van Eyck intentó crear una imagen generalizada y sintética en el políptico de Gents, que combinaría muchos fenómenos individuales en una sola imagen del universo, aquí la decisión se basa en un hecho concreto, y aunque todavía hay un deseo de transmitir la belleza del universo. Un espejo convexo está escrito con admiración y entusiasmo: los objetos, portadores de esta belleza, ya están perdiendo su papel dominante. En las composiciones del altar, como ya se mencionó, este proceso también tuvo lugar.
Llegó un poco más tarde que en el retrato; en el tríptico de Dresde “El Altar de la Virgen María”, al parecer, casi un retrato simultáneo de la pareja de Arnolfini, lo principal es el doloroso deseo del artista Jan van Eyck de no romper la conexión viva de sus héroes con el mundo. Santa Catalina con una túnica azul claro, sosteniendo una espada brillante con un mango de zafiro transparente en la mano, inclina su cabeza sobre el libro de oraciones, y su inclinación de cabeza se repite como hojas de palmeras, las líneas divergentes de los arcos, y detrás de ella en la ventana abierta hay edificios distantes y montañas azules. Y en los movimientos de la joven santa, y en el azul de su atuendo, y en el resplandor de todo lo que la rodea o lo que ella tiene en sus manos, y en estos que se ven tan tranquilamente más allá de la ventana de la distancia, viven la paz, la luz y el silencio.