Durante 5 años, Modigliani ha escrito una gran cantidad de retratos. En este punto vemos a una chica vestida con un simple vestido azul. Ella se sienta, posando para el artista. Alice mira a los espectadores.
Sus ojos son grandes en forma de almendra. La cara está enmarcada con el pelo oscuro. Casualmente caen sobre el vestido.
El pintor estiliza deliberadamente el rostro bajo la máscara característica de las tribus africanas.
Paño lo más simple posible en el plan de color. La gama de tonos varía de azul a terracota. Como resultado, Modigliani logra crear un contraste inusual.
La creación del artista adquiere una vitalidad especial. Al mismo tiempo, el silencio y la armonía increíble no son violados. El artista prefería formas alargadas.
Se ven muy claramente en este retrato. La cabeza de Alice tiene forma de huevo, y su cuello es como un cilindro. Silueta deliberadamente alargada.
El tamaño vertical del lienzo subraya una vez más esto.
Las proporciones están lejos de los ideales clásicos. Modigliani logra transmitir el humor interior de la niña. En sus ojos lee absoluta calma y algo de frialdad.
La frente abierta asombra la determinación. El artista registra los rasgos faciales correctos lo más claramente posible. La niña se sienta tranquilamente, con las manos cruzadas en el regazo.
Todos los contornos son increíblemente claros.
El fondo crea un cierto contraste con la figura de Alicia. Al mismo tiempo, está en armonía con el color de su vestido. Modigliani logró retratar a la chica más animada.
Las proporciones erróneas no estropean su aspecto. Los espectadores tienen una sensación cálida cuando miran a Alice. Sentimos una actitud especial del artista hacia ella.