El tema de la imagen de los progenitores de Cranach fue abordado muchas veces. Como regla, sus antepasados se representan en el jardín del Edén y se captura el momento de la Caída: Eva arranca una manzana del árbol del conocimiento del bien y del mal y se la ofrece a Adán.
Parece que en esta composición Cranach busca imitar a Durer, pero la impresión de su díptico es bastante diferente. El objetivo de Dürer era encontrar las proporciones correctas y retratar de manera convincente el cuerpo desnudo. Cranach, por otro lado, se esfuerza no tanto por la autenticidad anatómica como por la expresión del erotismo intelectual sutil.
Las figuras alargadas de Adán y Eva se destacan claramente sobre un fondo oscuro, sus posturas no carecen de teatralidad y sus gestos se acentúan deliberadamente.
Al crear tales imágenes, Cranach ya aparece como un precursor del manierismo. Las notas manieras son especialmente tangibles en el “Venus” de Cranach, que, siendo popular entre la nobleza, fue replicado en gran parte por el taller del artista.