El primer maestro que comenzó a trabajar en esta técnica fue Suzuki Harunobu. No solo introdujo innovaciones técnicas en el arte de los grabados en madera, sino que también utilizó sus capacidades para transmitir el complejo estado emocional de sus héroes y heroínas.
Harunobu aplicó tanto la gama de colores más rica obtenida mediante la impresión de siete o más tableros, como una técnica como las picadas, creando una transición suave de la oscuridad a la luz. Lo más importante es que usó una gran variedad de líneas de diferente naturaleza: negro grueso, y color, y en relieve, dando un hueco apenas perceptible en papel suave.
Harunobu es el creador de un nuevo ideal de belleza: una joven con una figura delgada y elegante y manos y piernas diminutas. La mujer real sirvió de prototipo para ella: el verdulero Osen, en cuyo honor los dandis de la ciudad moderna compusieron poemas y canciones.