Júpiter, Neptuno y Plutón – Michelangelo Merisi da Caravaggio

Júpiter, Neptuno y Plutón   Michelangelo Merisi da Caravaggio

El techo, pintado en 1597, pertenece a la mano del famoso maestro Caravaggio. El día actual es en Roma. Inusual es que el cuadro está pintado al óleo sobre yeso. Cabe destacar que habitualmente, pintura al óleo sobre lienzo o madera. Quizás el intento de escribir sobre yeso fue la idea de Del Monte, inspirada en la Última Cena del famoso Leonardo.

A pesar de que la imagen escrita en 1597 fue repensada y reexaminada solo tres siglos más tarde en 1969, está sorprendentemente bien conservada.

Incluso al comienzo de su trabajo, Caravaggio se propuso ennegrecer a los críticos, quienes afirmaron que no tenía idea sobre el futuro y también demostrar que estaban equivocados. Por lo tanto, las figuras en esta composición demuestran la más “perspectiva inconveniente” para el trabajo, refutando la afirmación de que Caravaggio siempre pintó de la vida. Los efectos creados por la perspectiva no tienen ningún análogo en la pintura, este techo no encaja en ninguna categoría estilística. Los personajes son valientes y valientes, pero son bastante esperados de parte del joven y atrevido Miguel Ángel.

Sin embargo, algunos expertos afirman que el autor del lienzo probablemente posó para sí mismo con la ayuda de un espejo que colocó en el suelo.

La masculinidad de las figuras está determinada por los mismos contornos continuos. Los personajes de la imagen son fácilmente identificables. Júpiter se encuentra separado de los otros dos dioses.

Neptuno se presenta con un arpón.

La imagen fue hecha para el patrón del pintor, el cardenal Del Monte, y pintada en el techo del jardín de la villa en Porta Pinchiana, donde el cliente complació y comprendió el conocimiento alquímico. El maestro describió la alegoría de la tríada alquímica de Paracelso:

Júpiter es azufre y aire; Neptuno – mercurio y agua; Plutón – sal y tierra.

Cada figura define su propia bestia:

Júpiter es un águila; Neptuno – hipocampo; Plutón – el Cerberus de tres cabezas.

Júpiter extiende una mano para mover la esfera celeste en la que el sol gira alrededor de la tierra.

Paracelso creía que estos elementos podrían transformarse en una piedra filosofal, es decir, en el mítico elixir de la vida. El subtexto filosófico es que al dominar los elementos y, como resultado, el mundo material, una persona puede controlar su propio espíritu.

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