En el jardín – Pierre Auguste Renoir

En el jardín   Pierre Auguste Renoir

Los personajes principales de la imagen son un niño y una niña, descansando en un jardín tranquilo y colorido en un día claro. Un hombre joven con un traje gris claro sostiene a la niña con suavidad de la mano y la otra en la cintura. Admira su belleza, mirando su dulce rostro con una mirada sedienta. La niña al contrario mira hacia el espectador.

Sus ojos están un poco pensativos, porque acababa de recibir una oferta para convertirse en la esposa de su amada, y todos sus pensamientos están ocupados con esto. La imagen está impregnada de romance: flores desplumadas, miradas sensuales, toques suaves…

Pierre Auguste Renoir fue uno de los representantes más destacados del impresionismo, y también el fundador. Pintó magistralmente retratos, representó la vida de la sociedad y la vida de la gente común, fue un verdadero conocedor de la belleza, que va desde la belleza femenina hasta la magnificencia de la naturaleza.

El artista era muy popular, admiraba su obra. Renoir ganó la simpatía de la audiencia por la belleza encantadora de los personajes de sus pinturas. Esa gran cantidad de pinturas que representan a chicas delicadas y hermosas, por supuesto, no podían dejar indiferente a ningún hombre de esa época. Muchas pinturas del artista representan sentimientos brillantes, el principal de los cuales, sin duda, es el amor.

Fue ella quien envolvió a los héroes de la pintura “En el jardín”.

La pintura “En el jardín” fue pintada por Pierre Renoir en 1885. Por el momento, el lienzo está incluido en la colección de la ermita de San Petersburgo. El cuadro está pintado al óleo sobre un lienzo impresionante.

Durante muchos años, casi nadie conocía esta obra de arte, porque por alguna razón el artista decidió no mostrarla en exposiciones.

Al crear esta imagen, Renoir se alejó un poco de las reglas estándar de los impresionistas. Esta vez la imagen no es solo un retrato, también tiene una historia que el autor siempre ha tratado de no mostrar. Este trabajo no está diseñado para herir el alma y mover al espectador, por el contrario, lleva el espíritu de tranquilidad.

Los impresionistas consideraron pinturas sin sabor hechas estrictamente en el marco de un género de pintura en particular.

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